[Opinión] Seguridad en el Aeropuerto de Santiago: tarea pendiente en medio de laureles y ganancias
Que nuevamente ocurra un incidente a 6 meses de que un pasajero cometa el mismo delito llama la atención por la falta de protocolos de seguridad. A su vez, el gerente de la concesionaria evaluó los daños y las acciones posteriores al hecho vandálico.
El reciente incidente con un ciudadano haitiano que nuevamente causó destrozos en la terminal internacional del Aeropuerto Comodoro Arturo Merino Benítez vuelve a poner en evidencia la ausencia de protocolos de seguridad eficientes ante situaciones de riesgo dentro del terminal aéreo, o bien la falta de cumplimiento de estos.
Emmanuel Bony, un ciudadano haitiano, había protagonizado un acto de vandalismo en agosto de 2024 cuando, al no poder embarcar en un vuelo de American Airlines por falta de documentación, reaccionó violentamente. Utilizando un martillo, golpeó y destruyó varias pantallas de los mostradores. A raíz de este hecho, la justicia determinó que debía cumplir con la obligación de firmar mensualmente y le impuso una restricción de acercamiento al aeropuerto. Sin embargo, el 21 de febrero de 2025, seis meses después, el mismo individuo regresó al terminal internacional y repitió su accionar, dejando nuevamente un rastro de destrucción.
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En dichos a Emol.com, el gerente general de Nuevo Pudahuel, Nicolás Claude, detalló que los daños en esta ocasión afectaron 12 quioscos de auto check-in, cuyas pantallas fueron destruidas, además de una pantalla de información de vuelos, ocho monitores de información de counters, cinco computadoras de auto registro de equipaje, tres pantallas informativas, dos puertas de acceso, pantallas publicitarias y cristales de un local comercial, entre otros elementos de la infraestructura aeroportuaria. Mientras se evalúan las pérdidas económicas, la prioridad de la concesionaria es reponer los equipos dañados en el menor tiempo posible y minimizar el impacto en la operación del aeropuerto, especialmente en plena temporada alta de verano.
Pero este no es un hecho aislado ni el único incidente que pone en cuestión los protocolos de seguridad en el aeropuerto. Hace menos de un mes, un pasajero proveniente de Canadá logró traspasar los controles de seguridad y llegar hasta la losa del aeropuerto con el objetivo de recuperar su teléfono celular olvidado en un avión. Lo más alarmante del caso es que no fue detenido por guardias de seguridad, sino por trabajadores de handling, lo que expone fallas graves en los sistemas de control y respuesta ante accesos no autorizados.
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A esto se suman eventos previos que han generado preocupación. En mayo de 2024, una persona ecuatoriana intentó abordar ilegalmente un avión de carga, sorteando los controles sin ser detectado. En años anteriores, el aeropuerto fue escenario de robos a mano armada en la zona de carga, donde incluso resultó muerto personal de la Dirección General de Aeronáutica Civil (DGAC) en cumplimiento de su labor.
Estos hechos evidencian una alarmante falta de control y respuesta en la seguridad aeroportuaria, en contraste con el crecimiento del tráfico aéreo y la modernización de la infraestructura del terminal. Santiago es el principal aeropuerto de Chile y uno de los más relevantes de Sudamérica, no solo por el volumen de pasajeros sino también por su importancia en el comercio internacional, con exportaciones clave como cerezas, arándanos y duraznos en temporada alta. Además, es un hub estratégico que conecta vuelos hacia Oceanía. Sin embargo, mientras Nuevo Pudahuel y Vinci Airports celebran premios y aumentos de operaciones, los incidentes de seguridad siguen quedando al descubierto.
Anteriormente, cuando el aeropuerto sufrió asaltos armados en la zona de carga, se implementaron medidas para reforzar la seguridad, incluyendo restricciones en los accesos y mayor vigilancia en ciertos sectores. Esto afectó incluso a los spotters, quienes comenzaron a ser sujetos de controles de identidad por parte de Carabineros de Chile, pese a encontrarse en zonas no restringidas. Si bien estas acciones apuntaban a fortalecer la seguridad, los últimos incidentes demuestran que siguen existiendo fallas críticas en la prevención y respuesta ante emergencias.
Uno se puede preguntar por qué no existe tamaño control, también, a los taxis no oficiales. Cada semana se reportan en comisarías de Carabineros pasajeros que fueron estafados por taxistas que les cobran una cantidad estratosférica por un traslado que no sale más de USD 30. Muchos, incluso, cobrando hasta USD 1500. Eso si, está más que señalizado a los pasajeros que solo deben tomar taxis oficiales una vez saliendo de sala de equipaje, pero… ¿por qué no sacan a esos taxistas de la salida de esa sala?
El personal de AVSEC es conocido por su rigor en los controles de pasajeros al momento de pasar desde los counters a la sala de embarque. Sin embargo, esto genera una interrogante: si son tan estrictos en esta fase, por qué fallan los controles de acceso en la terminal y la contención de situaciones como las descritas? ¿Falta personal o falta coordinación?
En el caso de Bony, las imágenes de video muestran a los guardias de seguridad privados sin intervenir activamente para reducir al sujeto, limitándose a alejar a los pasajeros.
En aeropuertos de Estados Unidos o Europa, un incidente de este tipo hubiera sido controlado en cuestión de minutos, con protocolos definidos, capacitaciones regulares y coordinaciones claras entre el personal aeronáutico y de seguridad. Si en otros lugares del mundo se han aprendido lecciones a raíz de incidentes pasados, ¿por qué no se aplican en Chile?
Nuevo Pudahuel es la concesionaria a cargo de la gestión del aeropuerto de Santiago, propiedad de Vinci Airports y Aeroports de Paris (ADP). Junto con la DGAC, es responsable de garantizar un protocolo de seguridad eficiente, que debe ser implementado y actualizado constantemente en coordinación con todo el personal que trabaja en la terminal. No se trata solo de una cuestión operativa, sino de la seguridad de pasajeros, tripulaciones, aerolíneas y del propio país.
No es solo una puerta de entrada y salida de Chile. Es un terminal donde operan aeronaves y donde cualquier brecha de seguridad puede tener consecuencias graves. Estados Unidos tomó medidas drásticas después de los atentados de 2001. Europa también ha reforzado sus sistemas tras ataques y amenazas. ¿Será necesario que en Chile ocurra un incidente mayor para que se actúe con la urgencia que requiere la situación?
El aeropuerto de Santiago tiene el potencial de ser el mejor de Sudamérica. Cuenta con la infraestructura, el tráfico y la capacidad de crecimiento para lograrlo. Pero si no mejora sus protocolos de seguridad, quedará siempre con un punto débil que opaca cualquier otro avance.
No hay espacio para dormirse en los laureles.
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