El 24 de febrero de 2022, en las primeras horas de la invasión rusa a Ucrania, fuerzas aerotransportadas rusas lanzaron un asalto sobre el Aeropuerto Antonov, también conocido como Aeropuerto de Hostomel, ubicado en las proximidades de Kiev. A tres años de aquél momento, repasamos los hechos que llevaron a la destrucción del mítico Antonov An-225 Mriya.
El Aeropuerto Antonov fue un objetivo clave debido a su potencial para facilitar el despliegue rápido de tropas y equipo pesado. Su cercanía a Kiev lo convertía en un activo crucial para el control de los accesos septentrionales a la capital ucraniana. Además, el aeródromo albergaba al Antonov An-225 Mriya, el avión de carga más grande del mundo. La aeronave no solo desempeñaba un rol funcional en el transporte de carga sobredimensionada, sino que también era un símbolo de la ingeniería aeroespacial.
El Mriya fue desarrollado en la década de 1980 por el Bureau Antonov, en la entonces Unión Soviética, con el propósito de transportar el transbordador espacial Buran y otros componentes de gran tamaño. Su diseño se basó en el An-124, pero con una envergadura y capacidad de carga mayores. Realizó su primer vuelo en 1988 y se convirtió en una de las aeronaves más emblemáticas de la aviación mundial, destacando por sus seis motores turbofan y una capacidad de carga de hasta 250 toneladas.

A lo largo de su operación, el An-225 se utilizó para el transporte de carga extrapesada y sobredimensionada, desempeñando un papel clave en misiones humanitarias y logísticas globales. Su único ejemplar operativo realizó numerosos vuelos comerciales, transportando equipos industriales, suministros de emergencia y carga de grandes dimensiones. A pesar de su singularidad, los altos costos operativos y la falta de demanda para una flota adicional impidieron la construcción de una segunda unidad completamente funcional.

Oportunidades Perdidas para Evacuar el An-225
En los días previos a la invasión, el An-225 Mriya permanecía en el Aeropuerto Antonov en Hostomel, a pesar de las crecientes tensiones y advertencias de un posible ataque. Investigaciones posteriores indicaron que la aeronave estaba en condiciones técnicas adecuadas para volar y podría haber sido evacuada a una ubicación más segura. Sin embargo, el entonces director ejecutivo de Antonov, Serhiy Bychkov, no emitió las órdenes necesarias para su reubicación y tampoco aseguró la renovación oportuna del seguro de la aeronave.
Además, la preparación para la defensa del aeropuerto se vio obstaculizada por la administración de la empresa Antonov. La dirección inicialmente bloqueó la entrada de tropas de la Guardia Nacional de Ucrania al recinto, retrasando la instalación de defensas adecuadas. Como resultado, la guarnición completa solo estuvo presente un día antes de la invasión, limitando las posibilidades de una evacuación segura del An-225. Estas decisiones y retrasos contribuyeron a que la aeronave permaneciera en Hostomel durante el asalto ruso.
Durante el asalto, unidades aerotransportadas rusas realizaron un aterrizaje mediante helicópteros y paracaidistas con el objetivo de asegurar rápidamente el aeródromo. En las primeras fases de la operación, lograron establecer posiciones dentro de las instalaciones. Sin embargo, fuerzas ucranianas respondieron con rapidez para disputar el control del aeropuerto.
El enfrentamiento se intensificó en los alrededores y en puntos clave de la infraestructura, con contraataques dirigidos a obstaculizar la logística rusa. Aunque las tropas invasoras lograron tomar sectores del aeródromo, la resistencia ucraniana impidió que se consolidara como una base plenamente operativa.
Destrucción del Mriya
En el contexto de los combates, la situación del An-225 Mriya adquirió relevancia. La aeronave, considerada un hito de la aviación, quedó inutilizada como consecuencia del enfrentamiento. Informes sugieren que fuerzas ucranianas adoptaron medidas para impedir que el avión pudiera ser utilizado por las tropas rusas. Su destrucción no solo representó una consecuencia táctica del conflicto, sino también una pérdida simbólica para la industria aeroespacial global.
Las causas exactas de su destrucción han sido objeto de debate. La versión oficial atribuye la pérdida del An-225 a los bombardeos rusos durante la batalla por el aeropuerto. Sin embargo, algunos informes indican que las fuerzas ucranianas podrían haber bombardeado la pista de aterrizaje para evitar su uso por parte del enemigo, lo que habría contribuido indirectamente a su destrucción.

También se ha señalado que la tripulación del avión estaba lista para evacuarlo antes de la invasión, pero no recibió la autorización necesaria. Estas incertidumbres reflejan la complejidad de la guerra y la dificultad de preservar activos estratégicos en medio de un conflicto activo.
La batalla en el Aeropuerto Antonov evidenció el papel estratégico de las bases aéreas en operaciones militares modernas y el impacto colateral sobre símbolos nacionales. La destrucción del An-225 Mriya generó debate entre expertos sobre la protección de infraestructuras críticas en escenarios bélicos.
Aunque la aeronave no estaba en servicio activo, su pérdida subrayó las consecuencias del conflicto en el patrimonio tecnológico. Esto ha llevado a una reevaluación de las medidas de seguridad en aeródromos clave y ha suscitado preocupación sobre la preservación del legado tecnológico en contextos de guerra.
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