El COMAC C919 tiene su certificado tipo hace apenas unos días, pero ya hay interesados en al menos evaluarlo: Nigeria Air, la aerolínea que recientemente obtuvo el aval financiero y operacional de Ethiopian Airlines, no descarta al C919 en sus planes de ampliación de flota.
«No hemos examinado el C919. Pero si es tan bueno como el resto, ¿por qué no?», dijo Hadi Sirika a Reuters al margen de la Asamblea Anual de la Organización de Aviación Civil Internacional (OACI) en Montreal (Canadá), de acuerdo con lo reportado por Air Journal.
«China y Nigeria tienen una relación muy cálida y amistosa, mutuamente beneficiosa», agregó el ministro. La influencia china en Nigeria -y en varios países africanos- se formó durante décadas, cimentada en miles de millones de dólares de asistencia financiera.
No son pocos los obstáculos que tiene el C919 para cumplir con un eventual pedido de Nigeria Air: con 815 pedidos en backlog -casi todos de empresas chinas, salvo un pedido de GECAS por 10 aviones que hizo en 2010 y absolutamente nadie espera que alguna vez materialice-, será difícil que un pedido de Africa sea atendido en el futuro cercano, a menos que una cuestión política o de relevancia comercial se imponga por sobre el orden ya establecido.
Además, el ritmo de producción que COMAC espera, cercano a 150 aviones por año para 2025 -cuando planificaba entregar el primero de serie en 2021- necesita de una curva de aprendizaje que no lo hace realista en tres años. Scott Hamilton, de Leeham News and Analysis, anticipaba entonces que podría llegar a esa cantidad de aviones recién en 2031.
Otra cuestión por resolver es la certificación: la NCAA (Nigerian Civil Aviation Authority) deberá evaluar al C919 y sus partes para otorgar el certificado tipo que le permita operar bajo su jurisdicción.
Descontando la asistencia de China, estado de diseño y manufactura, quedarán partes y sistemas occidentales que deberán ser validados por sus fabricantes, que no tendrán demasiadas ganas de asistir a la CAAC a abrir mercados para que el avión chino compita con Boeing y Airbus, aun cuando esa competencia -14 años más tarde de su lanzamiento- es limitada y tiene gran riesgo de quedar sepultada en la obsolescencia.